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Iván Graciano Morelo Ruiz
Memorias de sal
Las playas de Uveros y Damaquiel
me traen la espuma lejana del recuerdo.
Un día de marzo,
apareció ante mis ojos
el cráneo sin sombrero de mi abuelo Benigno.
Flotaba al vaivén de la marea y por sus orificios
asomaban caracoles la cabeza.
Mi abuelo había sido en otros tiempos navegante,
y en sus travesías cambiaba
pepas de tagua y troncos de madera
por sedas chinas, tabaco y cadenitas de oro.
Al regresar me contaba historias asombrosas demar adentro,
como la vez que disolvió una tormenta en brisa serena
con un rezo que sólo él conocía
y usaba, también, para hacer que los peces
saltaran dentro de la canoa.
Yo creí que el viejo capitán