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Eliana Jaramillo Gaviria
Alejandro Blandón Cortés
Tautología de una
madre
Agosto 15 2012
Esta semana volví a soñar con usted mijo, y desde eso
me siento otra vez en la sala cuando termino los que-
haceres en la casa, me siento a tejerle un saco que llevo
por la mitad. Ya no sé cuántas prendas le he tejido espe-
rando a que venga por ellas, así sea para eso no más que
vuelva. Me quedo tejiendo hasta las doce más o menos
y de cuando en cuando miro por la ventana, casi segura
de que no lo voy a ver allá afuera pero no se me muere
la esperanza de que de pronto esté usted por ahí; no de
que vaya a tocar la puerta pero sí que de pronto esté
cerquita mirando para acá con ganas de venir a saludar
o de volver para quedarse. Su papá antes se molesta-
ba mucho porque me quedaba hasta tarde tejiéndole;
usted sabe cómo es él, orgulloso, como usted, salieron
igualitos; pero a él el corazón se le ablandó mucho y lo
he visto pararse en la puerta mirando hacia todos la-
dos. Yo sé que buscándolo. Y hubo un tiempo en que
salía dos o tres veces a la semana para el centro, por la
zona donde duermen los vagabundos, lo sé porque Am-
parito, la mujer de don Tulio lo vio varias veces por esos